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10 Con sus propias manos,
    las mujeres más amorosas cocinaron a sus hijos.
Los convirtieron en su comida,
    cuando mi pueblo fue derrotado.

11 El SEÑOR desató toda su furia;
    derramó el fuego de su ira.
Encendió un fuego en Sion
    que quemó hasta lo más profundo de la tierra.

12 Los reyes de la tierra no lo creyeron.
    Tampoco lo creyó ningún habitante de la tierra.
No podían creer que un enemigo
    pudiera cruzar los portales de Jerusalén.

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